martes, 23 de junio de 2009

Ministerio de Sanidad de John Lake


John G Lake ejerció el ministerio de sanidad alrededor de 1900. Él fue tan efectivo al ministrar sanidad que el estado de Washington le di ouna licencia para practicar medicina. Él fundó un hospital en Spokane, donde vivía, y vio tantos casos de sanidades (confirmados y documentados) que de hecho cerraron uno de los otros hospitales del pueblo.


En el hospital de Lake, no daban medicina, sólo predicaban La Palabra de Dio, ungían a los pacientes con aceite y oraban con ellos hasta que veían la manifestación de la sanidad. Entrenó a otros para que ministraran sanidad y los llamó "técnicos en sanidad". Cuando el paciente no podía venir al hospital, Lake mandaba a sus técnicos de sanidad para hacer visitas domiciliarias. Con base en Santiago 5:14, 15, les daba una botellita de aceite y les decía: "No regresen hasta que los enfermos sanen"


Hoy esta clase de confianza sorprende a la gente porque piensan así:


"¿Cómo podrías hacer eso? Tú no tienes control sobre esto. No tienes esa clase de autoridad. NO es tu responsabilidad. Sólo debes pedirle a Dios que los sane. Quizá los sane, quizá no. Lo que tenga que ser será. Todo depende de Dios"


Esto no es verdad.


John Lake y sus técnicos de sanidad sabían que Dios ya había hecho su parte para proveer sanidad y que ahora nos toca a nosotros tomar nuestra autoridad y usarla. El mayor período de tiempo que un ode esos técnicos de sanidad se tardó en volver fue como de treinta días. A veces literalmente vivían en la casa del paciente y le enseñaban La Palabra. Los edificaban en su fe, les ministraban, y les veían sanar porque Dios ya había hecho su parte.


Hay una gran diferencia entre sanar al enfermo y orar pr el enfermo. Por lo general, la iglesia ha creído que Dios puede sanar pero no que YA LO HIZO.
No creemos que ya nos delegó el poder y la autoridad. Así que cuando tienen una necesidad, se acercan a Dios como mendigos, le piden que sane a esta o a aquella persona cuando la verdad es que Él ya hizo su parte para producir esa sanidad. Es nuestra responsabilidad ordenar la manifestación de esas sanidades. En vez de suplicarle pasivamente al Señor y pedirle que Él lo haga, necesitamos convertirnos en comandantes. Alguien que actúa con fe, toma autoridad en Cristo y ordena que el poder de Dios se manifieste.



Extraído del libro "La autoridad del creyente" de Andrew Wommack

La Revelación de John Lake

¿Es la voluntad de Dios que tus seres queridos enfermen y mueran? ¿De dónde viene la muerte?

Es o no es la voluntad de Dios sanar?

En un momento de extrema tensión y angustia, John Lake tuvo la revelación más importante de su vida, ya que a partir de obtener la certeza de que ES LA VOLUNTAD DE DIOS SANAR, comenzó un tremendo ministerio.


Seguidamente el relato



"El 28 de abril de 1898, cuando parecía que Jennie estaba llegando a sus últimos momentos, un ministro amigo animó a Lake a "entregarse a la voluntad de Dios" y aceptar la muerte de Jennie. Sus palabras cayeron como un terrible peso sobre Lake, y este se tensó, resistiéndose. Aun así, la realidad de la muerte parecía inminente.


Completamente desesperado, Lake arrojó su Biblia contra la chimenea y al caer, esta se abrió en Hechos 10. Mientras se acercaba para levantarla sus ojos cayeron sobre el versículo 38: “… Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.”


Estas poderosas palabras resonaron en sus pensamientos: “OPRIMIDOS POR EL DIABLO!” ¡Esto significaba que Dios no era autor de la enfermedad de Jennie, ni de cualquier enfermedad! ¡y si Lake era un hijo de Dios por medio de Jesucristo, entonces, Dios estaba con él, así como había estado con Jesucristo! Ahora estaba convencido de que era el diablo quien causaba la enfermedad de Jennie. Era el diablo quien robaba la madre a sus hijos. ¡Era el diablo quien estaba destruyendo su vida!


Entonces Lake buscó Lucas 13:16 y leyó “Y a esta hija de Abraham, que SATANÁS HABÍA ATADO dieciocho años, ¿no se le había desatar de esta ligadura…?” ¡Ahora comprendía que no sólo Satanás era el autor de la enfermedad y la muerte, sino que Jesucristo, por medio de Lake, podría dar libertad y sanidad a los afligidos! ¡Utilizándolo a él, Cristo podría conquistar las puertas de la muerte! No había dudas en su mente de que Jesús había muerto por la sanidad de su esposa, así como había muerto por sus pecados. Y decidió que nada absolutamente, podría robarle ese regalo a Jennie.


Con una osadía que sólo el Espíritu Santo podría haber producido, Lake decidió permitir que fuera Dios no Satanás, quien tuviera la última palabra. ¡Entonces marchó al dormitorio y declaró a lo visible y lo invisible que su esposa sería sanada exactamente a las 9:30 de la mañana!


Luego se puso en contacto con Dowie para informarle lo que Dios iba a hacer a la hora señalada. Cuando llegaron las 9:30 hs Lake se arrodilló junto a su preciosa esposa y clamó al Dios vivo. Cuando lo hizo, el poder de Dios vino sobre Jennie y atravesó su cuerpo de la cabeza a los pies. Su parálisis desapareció, el latido de su corazón se volvió normal, latos cesó, la respiración y temperatura se normalizaron… ¡inmediatamente!


Al principio, Lake escuchó un débil sonido proveniente de los labios de Jennie. Entoncs ella gritó: “¡Gloria a Dios, estoy sanada!”. La gozosa alabanza con que ella y John adoraron a Dios después de esto fue indescriptible."


Dios es bueno.


Extraído del libro Los Generales de Dios, de Roberts Liardon.



Ejemplo de John Lake

Hay un relato de la vida de John Lake donde él revela su "secreto para no contagiarse de una "plaga mortal". Creo que es interesante tener esto en cuenta dados los tiempos en que vivimos en los que hay una especie de pánico a causa de las plagas.
Smith Wigglesworth dijo:

"Hay algo en el hecho de creer en Dios, que hace que Él esté dispuesto a pasar por alto a un millón de personas solamente para ungirte a ti."

Con esto en mente, aquí va el relato:

"Cuando el equipo de Lake llegó a suelo africano en enero de 1910, una plaga estaba barriendo con amplias zonas de la nación. En menos de un mes, la cuarta parte de la población total del país había muerto. La plaga era tan contagiosa que el gobierno ofrecía $1.000 a cualquier enfermera que cuidara de los enfermos. Lake y sus colaboradores fueron a ayudar sin cobrar nada. Él y un colaborador entraban en las casas, sacaban a los muertos y los enterraban. Pero ningún síntoma de la plaga lo tocó jamás.

En el punto más álgido de esta horrible plaga, un médico envió a buscarlo y le preguntó:

“¿Qué ha hecho usted para protegerse? ¡Ud. debe tener un secreto!

A esto Lake respondió:

“Hermano, es la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús. CREO que mientras yo mantenga mi alma en contacto con el Dios vivo de manera que su Espíritu fluya en mi alma y mi cuerpo, ningún germen me atacará, porque el Espíritu de Dios lo matará.”

Entonces Lake invitó al médico a experimentar con él. Le pidió que tomara la espuma de los pulmones de una persona muerta por la plaga y la colocara bajo el microscopio. El médico lo hizo, y encontró una enorme cantidad de gérmenes vivos. Entoncs Lke sorprendió a toda la gente que estaba en el cuarto al decir al médico que extendiera esa espuma mortal sobre sus manos, y anunció que los gérmenes morirían.
El médico lo hizo, y descubrió que los gérmenes MORÍAN INSTANTÁNEAMENTE en la mano de Lake.

Quienes fueron testigos del experimento quedaron boquiabiertos mientras Lake daba gloria a Dios, explicando el fenómeno de esta manera:

“Pueden llenar mis manos de ellos y yo la pondré bajo el microscopio, y en lugar de que estos gérmenes permanezcan vivos, morirán instantáneamente”.

Este mismo poder fluía constantemente de las manos de Lake a los cuerpos de los afligidos. Llevando sanidad a las masas. Los “rayos” de Dios quemaban toda enfermedad.


La fe, nuestro ACCESO a lo SOBRENATURAL de Dios.

Extraído del libro "Los Generales de Dios" de Roberts Liardon.